lunes, 21 de enero de 2013
Tabaco hecho en Houston con sabor cubano.
Un grupo de hispanos en el sur de Texas comercializa la producción de tabacos cubanos hechos a mano cuyo consumo se ha popularizado gracias a un proceso de fabricación ancestral que se mantiene en EE.UU.
Manny López, originario de La Habana (Cuba), inauguró hace más de seis años en Little League (al sur de Houston, Texas) una pequeña fábrica llamada “El Cubano Cigars” donde confecciona y vende cigarros de diversos tipos de hojas importadas provenientes de varios países de Latinoamérica. “Aunque no se importa el tabaco de Cuba porque está prohibido por el embargo que existe de EE.UU a la Isla, la semilla es netamente cubana que se cultiva en Centro y Sudamérica”, explicó.
López produce en su fábrica más de 200,000 habaneros al año y contrata a “torcedores” o tabaqueros; artesanos especialistas en confeccionar los habanos.
Tradición:
Según cuenta, sus puros se fabrican con los mismos métodos que se hacían en la Cuba de antaño y no como se hace ahora en el mercado actual que le ha puesto mucho énfasis en tener una mayor producción pero de menor calidad.
“Uno de ellos es el llamado ‘ligero’, que sirve para darle fortaleza, otro que se llama ‘viso’ que es para darle sabor y aroma, y otro que es seco, que ese sí se usa para que el tabaco se mantenga prendido, para que ‘queme’ y no se apague”, añadió.
Otra de las “ligas” sirve para envolver esas tres clases de hojas y cuando están listos van a parar a moldes de madera y se prensan por más de una hora. Este proceso artesanal concluye con una clase de hoja llamada “capa”.
La textura de cada tabaco, según cuenta López, depende de la cantidad de “ligero” que se le agregue a los habaneros pero advierte que siempre se usa el mismo tabaco del mismo país de procedencia “para mantener las recetas”.
Proceso:
López adquiere las hojas de varias partes de Latinoamérica como Colombia, Perú, Honduras y otros, pero la mejor “capa” es en estos momentos y desde hace varios años el que se importa de los valles de Ecuador que crece de semilla cubana.
Las “capas” también son de diferentes clases, desde el “claro” que es más suave hasta el “natural” y otro que es más oscuro que los demás, siendo el más fuerte.
La clave, según López, radica en siempre usar la misma cantidad de tabaco en el proceso de “ligado” pero también sucede que a veces es difícil mantener el mismo material porque un producto puede escasear en un momento dado del año o simplemente por motivos ajenos en el proceso de importación.
“Entonces, si no tenemos ese material, esa mezcla no se hace”, comparte López, quien insiste en que fumar tabaco es un estilo de vida que se produce en grandes cantidades en centro y Sudamérica pero que se consume con demasía en Estados Unidos.
En la tienda de López casi siempre hay dos “torcedores” sentados en una mesa de madera que utilizan “chavetas” (cuchillas), una guillotina, un pomo de goma vegetal y un cepo, que mide el diámetro, para fabricar cigarros.
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Soy Cubana,orgullosamente tabaquera y visitar esta fábrica de abonos .
ResponderEliminarYo también hago habanos me gustaría trabajar ahi
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